El Cementerio de Montjuïc se encuentra en el área sur del Monte Mountjüic. Fue inaugurado el 17 de marzo de 1883 y su construcción fue posible gracias al aumento demográfico y al poder económico de la burguesía barcelonesa. Esta expansión se produjo para dar solución a lo que preocupaba a Barcelona: la falta de un sitio de este tipo.
Con los cementerios más pequeños dispersos, por un lado, y el no poder ampliarse debido a las presiones del desarrollo urbano, por otro lado, Montjüic sirvió como una solución temporal a la escasez de espacio en los cementerios históricos como los de Poblenou, Horta, Sants, Sant Gervasi, Les Corts, Sant Andreu y Sarria. A su vez, este problema volvería a presentarse en el nuevo lugar de enterramiento debido al continuo crecimiento de la población local y el espacio reducido para el entierro, de ahí la necesidad de construir un sitio aún más grande fuera del distrito municipal, que fue el cementerio de Collserola en el municipio de Cerdanyola del Vallés.
Arquitectónicamente se caracteriza por el eclecticismo mimético, por otro lado estableció las bases innovadoras del Modernismo. En 2004 comenzó la Ruta de Cementerios de Barcelona revelando el atractivo cultural y turístico de sus cementerios, en particular sus puntos emblemáticos: los cementerios de Montjuïc y Poblenou.