Si existe un parque en la ciudad de Barcelona que mezcle perfectamente arte y naturaleza este es sin duda el Parque Güell. Un laborioso trabajo a manos de Antoni Gaudí que comenzó en el año 1904. Dispuesto a mostrar su ingenio, exhibe con esta obra una mezcla perfecta de formas y colores, que durante diez años estuvo invirtiendo cuerpo y alma para finalmente en el año 1914 poder mostrarlo al mundo.
La idea principal fue la de crear un espejismo del paraíso dentro del corazón de la ciudad, mezclando el verde con el mundo de Barcelona. El desarrollo final dista mucho de el proyecto original, ya que la idea era crear un espacio de viviendas para la gente noble de Cataluña, en una de las zonas más bonitas de Barcelona, la Vila de Gracia. De la principal idea de construir cuarenta casas unifamiliares tan solo se concretaron dos, una de ellas fue la residencia del propio Gaudí, que hoy podemos visitar como la Casa Museo Gaudí y encontrar allí ese punto de inspiración del autor.
Aunque cabe destacar muchas cosas, nos llama la atención la plaza principal, donde debajo de ella existen ochenta y seis columnas que se encargan de recoger el agua de todo el parque, así como el sorprendente dragón de cerámica multicolor, ofreciéndonos un guiño de bienvenida al parque.
El espléndido mosaico también veremos en la plaza, es una obra de una sola pieza , que dado su complejidad y costoso trabajo ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.
Un lugar precioso para perderse por cada uno de sus increíbles rincones que nos contagiara de su magia y energía en cuanto lo visitemos.