El Pabellón de Barcelona fue el edificio que representó a Alemania en la Exposición Internacional de Barcelona de 1929. Diseñado por Mies van der Rohe fue concebido como el lugar para acomodar a la recepción oficial presidida por el rey Alfonso XIII y las autoridades alemanas.
El edificio explora los nuevos conceptos de construcción de aquel entonces que eran la planta abierta y continuidad espacial donde se aprovecha la holgura de la fluidez y la gran riqueza visual de sus espacios. El diseño es gobernado por un módulo rígido de 1,09 metros cuadrados y es considerado un ejemplo arquetipo de la simplicidad estructural y rigor, por lo que es una de las realizaciones más famosas de la llamada máxima Mies: «menos es más».
El pabellón está dividido en cuatro zonas: un espacio ceremonial central, un área administrativa y otras dos áreas al aire libre: la cubierta principal y el patio sur. Sin embargo, el edificio es muy popular por fusionar las distintas áreas y la intencional disolución de las fronteras, especialmente entre interior y exterior, creando así un flujo continuo de permanente cambio.
Este edificio es un hito en la historia de la arquitectura moderna, ya que es una obra que encarna con tal claridad y libertad las ideas nacientes del Modernismo, y es venerado por muchos autores como una de los cuatro pináculos de la arquitectura moderna.