Uno de los mercados más extensos e importantes de la ciudad de Barcelona, es el Mercado de Sant Antoni. Con una superficie de más de 5.214 m2, está construcción formó parte del plan de edificación de Ildefons Cerdá, siendo la primera de estas características.
Fue entonces en el año 1882, cuando se inauguró el mercado de las manos de sus fundadores, Antoni Rovira i Trias y Joseph M. Cornet i Mas, ubicado concretamente en la congregación de las calles Conde de Urgel, Tamarit, Conde Borrell y Manso.
Formado por una gran estructura de hierro, se levantó en forma de cruz griega, ocupando el mayor espacio posible, dentro de las posibilidades que ofrecía el lugar donde fue construido. Un mercado muy voluminoso y tácticamente bien organizado, dispuesto con dos naves situadas en diagonal que se entrecruzan entre sí, dándole mayor visibilidad al cuerpo alto de la torre.
Aunque es durante la semana cuando mayor número de visitantes recibe, bien sean turistas o gente del barrio, que acude a hacer su compra diaria, es el domingo, cuando se abren las puertas del nombrado, mercado dominical, convirtiéndose en una feria abierta de artículos de segunda mano, en la cual podemos encontrar todo tipo de sellos, monedas, revistas, y cualquier tipo de objeto que despierta la curiosidad de coleccionistas.