La peculiaridad del diseño de este parque nace en la disposición de un trozo de tierra perteneciente a la antigua Estación del Norte. Con su entrada principal desde la calle Almogávares, nos da la bienvenida con dos paredes enormes, revestidas de cerámica blanca, y presentadas bajo una alfombra diseñada por el verde del mismo jardín.
Su extensión ocupa desde más allá del puente de la calle Sardenya, hasta más allá del puente de la calle Marina finalizando en la calle Lepanto. Durante todo el paseo, el suelo está recubierto de pequeños tablones de madera lo cual nos facilitan nuestro camino por los senderos del parque.
La idea de utilizar el elemento de la cerámica, nace con el fin de romper con el antiguo modelo de parques y por ello, encontramos dos estatuas tan predominantes en su composición. Una de ellas, es el Cielo Caído, más adelante, encontramos el moderno diseño del puente de la calle Sardenya rodeada de hermosos tilos que nos envuelven durante el paseo.
Pese a ser un parque modernista, encontraremos numerosos espacios más tradicionales que nos permitirán pasar por lugares más solitarios y con sombra para disfrutar o descansar durante nuestra visita.
Un parque en el cual se cuida mucho lo verde con gigantescos macizos de flores y laderas enormes de hierba, donde veremos a gente tomando el sol , y donde, prevalece el cuidado del bosque, en el que encontraremos numerosos álamos o un álamo canadiense negro centenario, el cual figura dentro del catálogo de Árboles de interés local de la de la ciudad de Barcelona.
Dada la multitud de visitas que recibe el parque, se han ampliado las zonas de ocio así como también se ha instalado un parque infantil y una zona dedicada para los animales domésticos.